LUNES



CONOCIENDO A MANUEL BELGRANO



·         Observá los siguientes videos:
·          https://youtu.be/aLNIjqR-oU0 
·         https://youtu.be/Senj5NNYFSM





v  PENSÁ Y RESPONDÉ LAS SIGUIENTES PREGUNTAS.

v  ¿Sabes quién es Manuel Belgrano?
v  ¿Por qué es importante para nuestra historia?
v  ¿Por qué es importante que tengamos una bandera?


v REALIZÁ UNA LECTURA COMPRENSIVA.
Un hombre al servicio de la patria
El 20 de junio de 1820, hace 200 años, Manuel Belgrano moría en su casa de Buenos Aires. Belgrano fue una de las tantas personas que, en los albores de la Patria, lucharon incansablemente para ponerle fin al dominio español y alcanzar la libertad en estas tierras. Los cincuenta años que vivió le bastaron para transformarse en una de las figuras más importantes de la historia argentina. Nuestro país tiene una inmensa deuda con él: además de su lucha por el triunfo de la Revolución de Mayo y, posteriormente, por la independencia, fue un hombre que difundió valores de honradez, compromiso, sacrificio, compasión y solidaridad, que rechazó premios y honores, y que siempre luchó por el bien común. A lo largo de su vida siempre supo sobreponerse a condiciones adversas, y dejar de lado el interés personal en beneficio del interés general. Belgrano ambicionaba para sí una vida ligada al pensamiento y a las acciones cívicas, pero las circunstancias de la época lo obligaron a convertirse en un militar y empuñar las armas.
Sin dudarlo, asumió el sacrificio que la revolución le reclamaba con un gran compromiso. A pesar de su falta de formación y su inexperiencia en batalla, siempre condujo a sus hombres con firmeza y protagonizó numerosos actos de valentía. Desde joven, Belgrano demostró curiosidad y atracción por los temas más diversos. Formado como abogado, también estudió economía y desarrolló una intensa labor como periodista. Además, mostró un gran interés por el desarrollo del comercio, de las actividades agrícolas, de las manufacturas y, sobre todo, por la educación.
Era un gran lector: en una época caracterizada por el surgimiento y la difusión de nuevos conocimientos y nuevas ideas leía con avidez los libros más novedosos. De hecho, fue uno de los principales responsables de la difusión en estas tierras de las nuevas ideas que surgían en Europa y que tanto influyeron en los revolucionarios de Mayo. Afortunadamente, también fue un prolífico escritor; gracias a ello conocemos buena parte de su pensamiento. Belgrano poseía una intachable integridad y firmes convicciones patrióticas, y trabajó incansable y desinteresadamente por el progreso del país. Nunca se negó a enfrentar situaciones difíciles. Debió transitar el final de su vida acosado por las enfermedades y las dificultades económicas, y decepcionado por la ingratitud de muchos. El legado de Belgrano para todos los argentinos es inconmensurable y merece ser recordado.

Los primeros años                              
Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770. Su padre fue Domingo Belgrano Peri, un comerciante originario del norte de Italia, quien se instaló en Buenos Aires hacia 1751. Allí se dedicó a diversos negocios, como el comercio de cueros, con mucho éxito. En 1757, Domingo Belgrano se casó con María Josefa González Casero, una joven nacida en Santiago del Estero en el seno de una tradicional familia criolla. El matrimonio se instaló en una vivienda ubicada en la calle Santo Domingo (la actual avenida Belgrano). En ella nacieron sus dieciséis hijos, de los cuales Manuel fue el octavo.
Manuel recibió sus primeras enseñanzas en la Escuela de Dios y, a los 14 años, ingresó en el Real Colegio de San Carlos. Dos años después, su padre decidió que él y uno de sus hermanos continuaran su formación en España. Cursó estudios de Leyes en las universidades de Salamanca y Valladolid. Durante su estancia en Europa, también recorrió Italia y Francia. Enterado de que la Corona española planeaba crear en Buenos Aires el Real Consulado de Comercio, en octubre de 1793 Belgrano le solicitó al rey su nombramiento como funcionario de esa institución. Sus deseos se vieron cumplidos y, en mayo de 1794, regresó a Buenos Aires para asumir como secretario del Consulado.
Funcionario de la Corona española
Una vez instalado en la capital virreinal, Belgrano se dedicó de lleno a la organización del Consulado. A pesar de los problemas de salud que ya comenzaban a aquejarlo y la muerte de su padre, su enorme fuerza de voluntad y su entusiasmo le permitieron desplegar una intensa actividad que abarcó numerosos temas.
El Consulado de Comercio tenía numerosas funciones. Entre otras, debía ocuparse del fomento de la agricultura y el comercio, de las actividades manufactureras, de la navegación y el comercio marítimo. También actuaba como tribunal en los casos de los juicios entablados entre comerciantes.
 

ACTIVIDAD

*Diseñá una bandera con los materiales que tengas en tu casa. (debes enviarle la foto de la bandera a tu seño). 
* Pensá y escribí una frase que represente tus sentimientos hacia nuestra bandera.

MARTES

LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN


                         CONTINUAMOS APRENDIENDO.
En favor de la educación
Belgrano estaba convencido de que el único camino seguro para alcanzar el progreso era el impulso de la educación, y de que solo las personas educadas podían intervenir activamente en la vida de la comunidad y hacer valer sus derechos. Atribuía muchos de los males que aquejaban al país a la ignorancia y la falta de establecimientos educativos. Por eso, propuso que se establecieran escuelas primarias en las ciudades y en el campo. En ellas, la enseñanza debía ser gratuita para quienes no poseyeran recursos suficientes. También reclamó que los jueces obligaran a los padres a enviar a sus hijos a la escuela. Para Belgrano, la misión principal de la educación era preparar a las personas para el trabajo. Por eso, además de la
enseñanza elemental, debía ofrecerse la posibilidad de aprender diferentes oficios. Desde el Consulado, Belgrano propuso la creación de escuelas técnicas de agricultura, de hilado de lana, de comercio, de dibujo y de náutica. De todas ellas, solo fueron creadas las dos últimas. Belgrano también se ocupó de la educación de las mujeres, una actitud de avanzada en una época en la que el tema no merecía la atención de casi nadie. Así, propuso la educación de las niñas en escuelas gratuitas, en las que se les enseñara a leer y escribir. Además, estaba convencido de que había que enseñarles algunas manualidades, como bordar y coser, que les permitieran ganarse la vida de forma provechosa.

Belgrano, periodista
Entre las numerosas y diversas actividades que Belgrano desempeñó a lo largo de su vida, el periodismo ocupó un lugar muy destacado. En ese entonces, el surgimiento de nuevos conocimientos e ideas y la necesidad de difundirlos favoreció el desarrollo de la prensa en muchos países. El fenómeno también se produjo en Buenos Aires, que contaba con una imprenta comprada por el virrey Vértiz en 1780. Así, en los primeros años del siglo XIX, en la capital virreinal aparecieron algunos periódicos, como el Telégrafo Mercantil, el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, el Correo de Comercio y, luego de la Revolución de Mayo de 1810, la Gazeta de Buenos-Ayres. Apenas llegado de España, Belgrano se desempeñó como colaborador del Correo Mercantil de España y sus Indias, que
brindaba información sobre las colonias españolas en América. Posteriormente, también escribió numerosos artículos para el Telégrafo Mercantil y el Semanario de Agricultura. A comienzos de 1810, el virrey Cisneros le propuso a Belgrano la dirección de un nuevo periódico: el Correo de Comercio. Años después, cuando se desempeñaba como general en el Norte, Belgrano volvió a ejercer su vocación de periodista: en 1818 creó un periódico que llamó Diario Militar del Ejército Auxiliador del Perú, que distribuía entre los soldados y los pobladores de las zonas que atravesaba.

ACTIVIDAD
°Pensá y respondé:
*¿Qué pensás sobre la educación?
*¿Cuál es la importancia de educarse?
*Escribí una reflexión sobre la siguiente frase:
“LA EDUCACIÓN NO CAMBIA EL MUNDO, CAMBIA A LAS PERSONAS QUE VAN A CAMBIAR EL MUNDO”.
*¿Qué condiciones debe reunir un buen periodista, además de sus conocimientos?    
JUGANDO A SER PERIODISTA
·         Si tuvieras enfrente a Belgrano, ¿Qué le preguntarías sobre la educación?
·         Escribí las preguntas.


MIÉRCOLES


Ø  Realizá una lectura comprensiva.
Las invasiones inglesas
En junio de 1806, tropas inglesas comandadas por el general William Beresford desembarcaron en las cercanías de Buenos Aires y emprendieron la marcha hacia la ciudad. Por entonces, Belgrano integraba las milicias urbanas que debían encargarse de la defensa de la ciudad. En ese momento, Buenos Aires no contaba con fuerzas suficientes para repeler a los invasores. Entonces, siguiendo los planes existentes, el virrey Sobremonte partió hacia Córdoba con el tesoro del virreinato. Ante este panorama, Beresford y sus hombres ocuparon la capital virreinal sin mayores problemas. Belgrano intentó convencer a los demás integrantes del Consulado de poner a salvo los archivos del organismo y marchar junto con el virrey. Sin embargo, su pedido no tuvo éxito: tal como lo hizo el resto de las autoridades españolas, juraron fidelidad al rey de Inglaterra. Indignado y decidido a no hacer lo mismo, Belgrano se marchó a la Banda Oriental.
Finalmente, luego de 46 días de ocupación, los ingleses fueron expulsados por una fuerza proveniente de Montevideo, organizada por el militar Santiago de Liniers, y las milicias de vecinos porteñas. Ante el temor de una nueva invasión, Liniers dispuso la reorganización de las milicias. Belgrano se incorporó al Regimiento de Patricios. Al poco tiempo, fue nombrado sargento mayor. La desorganización de la defensa en 1806 le había mostrado, según sus propias palabras, que “no era lo mismo vestir el uniforme militar que ser un militar”. Por eso, dedicó algún tiempo a la instrucción castrense. En junio de 1807, los ingleses volvieron, esta vez con una fuerza mucho mayor que la de un año antes. Sin embargo, tras encarnizados combates en las calles de Buenos Aires, las milicias organizadas por Liniers lograron la rendición de los invasores. Belgrano participó en la defensa de la ciudad como integrante de los Patricios.


               
Vocal de la Primera Junta
En 1808, el ejército francés invadió España y el rey Fernando VII fue apresado. Ante el cautiverio del monarca, su hermana, la infanta Carlota Joaquina, reclamó sus derechos sobre los territorios americanos. Un grupo de criollos, entre los que se hallaba Belgrano, idearon un proyecto que consistía en coronar a Carlota. Sin embargo, no lograron el apoyo necesario y la idea no prosperó. En 1809, Baltasar Hidalgo de Cisneros llegó a Buenos Aires para reemplazar al virrey Liniers. Belgrano se oponía a la designación del nuevo virrey e intentó, sin éxito, convencer a Liniers de que no entregara el mando. Cuando Cisneros asumió el cargo, Belgrano temió ser arrestado por desleal y decidió marcharse por un tiempo a la Banda Oriental. Al poco tiempo, cuando sus amigos lo convencieron de que no corría peligro, regresó a Buenos Aires. En enero de 1810, el propio Cisneros le encargó la publicación de un nuevo periódico: el Correo de Comercio. Luego de aceptar la propuesta, renunció a su cargo en el Consulado. Por entonces, Belgrano y otros criollos, como Juan José Castelli, Antonio Beruti y Juan José Paso, mantenían reuniones secretas en las que discutían qué camino seguir frente a la caótica situación en España. A comienzos de mayo de 1810 llegó a Buenos Aires la noticia de la caída de la Junta de Sevilla en manos de los franceses. La noticia tuvo un profundo impacto en la ciudad: muchos comenzaron a preguntarse si el virrey debía seguir en su cargo cuando la autoridad que lo había nombrado ya no existía. Y si no era él, ¿quién debía
gobernar? Por esos días, Belgrano se hallaba fuera de la ciudad, pero volvió rápidamente. Según sus palabras, “me mandaron llamar mis amigos de Buenos Aires diciéndome que había llegado la hora de trabajar por la patria para alcanzar la libertad y la independencia deseada”.
El 19 de mayo, Belgrano y Cornelio Saavedra se presentaron ante las autoridades del Cabildo y exigieron la reunión de un cabildo abierto que discutiera si el virrey debía permanecer o no en su
 cargo y eligiera una junta de gobierno. Luego de negarse terminantemente, Cisneros debió ceder y convocó a la reunión para el día 22. Durante las discusiones, Belgrano no hizo uso de la palabra, pero a la hora de votar fue uno de los que se inclinó por la destitución del virrey y el encargo al Cabildo de la designación de un nuevo gobierno. Cuando el 25 de mayo el Cabildo designó a la Primera Junta, Belgrano fue elegido como uno de sus vocales.


La campaña al Paraguay
Luego de asumir el poder, la Primera Junta debió enfrentar un gran desafío: lograr que su autoridad fuera aceptada en todo el territorio que hasta entonces había conformado el virreinato del Río de la Plata. Así fue como, luego de informarles sobre los hechos sucedidos en Buenos Aires en mayo de 1810, invitó a las ciudades del Interior a enviar representantes a Buenos Aires para discutir los pasos a seguir. Algunas, como Santa Fe, adhirieron rápidamente a la revolución. Pero la autoridad de la Junta no fue aceptada en todos lados. Otras zonas, como Córdoba, el Alto Perú, la Banda Oriental y el Paraguay, la rechazaron y manifestaron su lealtad a la Corona española. Para someter a esas regiones, que ponían en riesgo el triunfo de la revolución, la Junta decidió enviar expediciones armadas. En septiembre de 1810, la Junta envió a Belgrano a la Banda Oriental para que pusiera a la región bajo su autoridad. Sin embargo, llegó entonces a Buenos Aires la información de que tropas realistas provenientes del Paraguay se habían internado en el territorio de Misiones. Ante esa situación, la Junta decidió que Belgrano marchara hacia allá.
Cuando llegó a Santo Tomé, Belgrano pasó revista a sus tropas. El estado de estas era calamitoso: eran escasas, indisciplinadas y tenían poco armamento. Según Belgrano “[…] los soldados son todos bisoños […]; asimismo las carabinas en la mayor parte son malísimas […], pues según me aseguran estos jefes a los tres o cuatro tiros quedan inútiles”. El 1.º de octubre, Belgrano entró en Santa Fe. La llegada del general porteño alteró la calma habitual de la ciudad. La población se volcó a las calles y le brindó un caluroso recibimiento. Durante su estancia en Santa Fe, Belgrano desplegó una intensa actividad para poner su ejército en condiciones antes de emprender la marcha al Paraguay. Los santafesinos respondieron con generosidad: hombres, armas, ganado, caballos, carretas y hasta pequeñas embarcaciones engrosaron las tropas. Conmovido ante la actitud de la población, le concedió a Santa Fe el título de Noble. Uno de los casos de desprendimiento más conocidos es el de Gregoria Pérez Larramendi de Denis, quien puso a disposición de Belgrano todos sus bienes. El 8 de octubre, Belgrano y sus tropas abandonaron Santa Fe rumbo al pequeño poblado de la Bajada, del otro lado del Paraná, donde recibió algunos refuerzos. Belgrano consideraba muy importante el desarrollo de nuevos poblados en el territorio de la patria que estaba naciendo. Por eso, durante la marcha dispuso la fundación de los pueblos de Mandisoví y Curuzú Cuatiá.
El fracaso de la expedición
Los poco más de 1.000 hombres que integraban las tropas debieron marchar a través de una región surcada por numerosos ríos y pantanos difíciles de franquear. Las penurias se agravaban por la escasez de recursos y por lluvias abundantes y temperaturas muy altas. Sin embargo, ninguno de estos obstáculos amedrentó al general patriota. Luego de cruzar el río Paraná, las fuerzas patriotas vencieron a los realistas en Campichuelo. Desde allí continuaron avanzando sobre el territorio paraguayo hasta las cercanías de Paraguarí, donde se produjo un nuevo enfrentamiento. Tras un comienzo desfavorable, las fuerzas realistas lograron recuperarse y contraatacaron. Ante la gran superioridad del enemigo, Belgrano ordenó la retirada hasta el río Tacuarí, donde estableció su campamento a la espera de refuerzos procedentes de Buenos Aires. Unas semanas después, los realistas iniciaron el ataque contra los patriotas. Durante la lucha, el jefe enemigo lo intimó a rendirse. Belgrano rechazó la propuesta en forma terminante y decidió seguir combatiendo. Sin embargo, cuando la derrota era inevitable llegó a un acuerdo con el gobernador enemigo y abandonó el territorio paraguayo. El fracaso de la expedición se debió a la superioridad militar del enemigo, la pobre instrucción militar de las fuerzas patriotas y la escasez de recursos. Belgrano pudo haberse negado a encabezar la expedición debido a su inexperiencia como militar y a sus problemas de salud; sin embargo, prefirió dejar de lado cualquier excusa y anteponer su propio sacrificio personal en beneficio de la revolución.
En abril de 1811, la Junta Grande le ordenó a Belgrano retornar a Buenos Aires. Las autoridades habían decidido someterlo a juicio debido a que lo consideraban responsable del fracaso de la campaña al Paraguay. Sin embargo, nadie se presentó a declarar en su contra: los oficiales que habían actuado bajo su mando resaltaron los valores demostrados por su jefe. Finalmente, la Junta declaró que el general Belgrano había actuado “con un valor, celo y constancia dignos del reconocimiento de la Patria”. En noviembre de 1811, Belgrano fue designado jefe del Regimiento de Patricios. En una muestra más de su abnegación, decidió renunciar a la mitad de su sueldo. Pocos días después de asumir el mando, se produjo un hecho que obligó a Belgrano y a las autoridades a actuar con dureza para mantener la disciplina. El episodio, conocido como “el Motín de las Trenzas”, se produjo cuando el nuevo jefe les ordenó a sus hombres que debían cortarse la trenza que lucían en su cabello. Las tropas se negaron a cumplir la orden y se sublevaron.



ACTIVIDAD



  • RESPONDÉ LAS SIGUIENTES PREGUNTAS.
  • ¿Qué sucedió en las invasiones inglesas?
  • ¿Por qué te parece que Belgrano se destacó en ellas?
  •  ¿Habrá sido partidario de las ideas inglesas o de las ideas que reinaban en América, más precisamente en el Virreinato del Río de la Plata?
  • ¿Cuál fue la participación de Manuel Belgrano durante la Semana de Mayo?
  •  ¿Qué cargo ocupó en el Primer Gobierno Patrio?
  • ¿Cuáles eran sus ideas como vocal del Primer Gobierno Patrio?
  • ¿Qué características tenía el territorio?

JUEVES

CONTINUAMOS
·       Leé los siguientes textos con mucha atención.
Belgrano nuevamente en Santa Fe
A comienzos de 1812, Belgrano volvió a Santa Fe. En ese entonces, las zonas costeras sobre el río Paraná sufrían permanentes ataques de los españoles de la Banda Oriental, que contaban con una importante fuerza naval. Periódicamente, los barcos realistas remontaban el Paraná y atacaban las poblaciones y las estancias cercanas a sus costas. Con el fin de organizar la defensa de la zona, en enero de 1812 el Primer Triunvirato le ordenó a Belgrano que se trasladara a Rosario. Una vez allí, dispuso la formación de dos baterías de cañones. Una de ellas, a la que llamó Libertad, fue instalada en las barrancas de la villa.
Belgrano advirtió la necesidad de contar con un emblema para distinguir a sus tropas de las realistas. Por eso, el 13 de febrero le solicitó al Gobierno central que autorizara el uso de una escarapela. Para Belgrano el uso de la escarapela mostraría “la firme resolución en que estamos de sostener la independencia de América”. Pocos días después llegó la respuesta del Triunvirato, que ordenaba que las fuerzas patriotas debían usar el nuevo distintivo: “En acuerdo de hoy se ha resuelto que desde esta fecha en adelante se haga, se reconozca y use la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la de los colores blanco y azul celeste”.
La otra, a la que bautizó Independencia, se levantó del otro lado del río, en la isla del Espinillo. El 26 de febrero, Belgrano le informó al Triunvirato sobre el avance en la instalación de las baterías: “Con la actividad, celo, eficacia y conocimientos del teniente coronel don Ángel Monasterio, caminan los principales trabajos de las baterías a su conclusión; esta tarde se ha pasado un cañón a la batería de la Independencia, la de la isla, y pienso poder decir mañana a V. E. que quedan los tres colocados, con su dotación, municiones y guarnición. Inmediatamente se pasará a construir y colocar las explanadas en la batería de la Libertad, la de la barranca, donde se trabaja con el mayor empeño, para situar cuanto antes los cañones; no se pierde momento, pero la obra es grande, y no es posible acelerarla tanto como se quisiera […]”

La escarapela y la bandera
Belgrano advirtió la necesidad de contar con un emblema para distinguir a sus tropas de las realistas. Por eso, el 13 de febrero le solicitó al Gobierno central que autorizara el uso de una escarapela. Para Belgrano el uso de la escarapela mostraría “la firme resolución en que estamos de sostener la independencia de América”. Pocos días después llegó la respuesta del Triunvirato, que ordenaba que las fuerzas patriotas debían usar el nuevo distintivo: “En acuerdo de hoy se ha resuelto que desde esta fecha en adelante se haga, se reconozca y use la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la de los colores blanco y azul celeste”.
Entusiasmado por la disposición del Gobierno, Belgrano decidió ir más allá y planteó la necesidad de crear también una bandera.

ACTIVIDAD

*Observá ambas caras de uno de los billetes vigente de nuestro sistema monetario de $10. En una de las caras está Belgrano, en la cara del revés, hay un monumento. 
Averiguá:
 ¿Cuál es?
¿Dónde se encuentra ubicado?





VIERNES

·       Para saber más…
En el Ejército del Norte
Cuando todavía se hallaba en Rosario, Belgrano fue designado jefe del Ejército Auxiliador del Alto Perú. El 1.º de marzo de 1812 el general emprendió la marcha a Tucumán y, luego, a la Posta de Yatasto, en Salta. Allí, Juan Martín de Pueyrredón le entregó el mando de los 1.500 hombres que integraban las fuerzas patriotas. Rápidamente, el nuevo jefe puso manos a la obra para disciplinar, organizar e instruir a sus soldados. El 25 de mayo de 1812, cuando el ejército se hallaba estacionado en Jujuy, Belgrano ordenó izar y bendecir la bandera celeste y blanca.
Mientras tanto, un poderoso ejército español había entrado en la ciudad de Chuquisaca, en la actual Bolivia, y comenzado a marchar hacia el sur. La situación se agravaba para los patriotas. Además del avance de los realistas desde el norte, una parte de la población de la zona se mostraba hostil hacia la revolución. Esto era así sobre todo entre algunos comerciantes, cuyas actividades se veían perjudicadas por la guerra. Belgrano decidió entonces tomar una medida extrema y arriesgada: el ejército y los pobladores debían marchar a Tucumán y dejar al enemigo solo tierra arrasada, sin recursos que le permitieran abastecerse. Este hecho heroico fue conocido como el Éxodo Jujeño. Las órdenes del general fueron terminantes: cuando llegaran, los españoles no debían hallar nada. Además, estableció que aquellos que se negaran a cumplir esas medidas serían fusilados y sus propiedades, incendiadas. Finalmente, el 23 de agosto se inició la retirada hacia el sur.
Belgrano permaneció en la ciudad hasta la noche para asegurarse de que nadie se quedara en ella. A pesar de las dificultades que entrañaba la marcha, el repliegue se realizó en un tiempo muy corto: en solo cinco días lograron recorrer 250 kilómetros y, poco después, llegar a Tucumán. Cuando los realistas entraron en Jujuy, hallaron una ciudad totalmente abandonada y desierta.
Belgrano y la guerra por la Independencia
Ø  Observá las siguientes imágenes. Luego, respondé.




Ø  ¿Conocías el nombre de estas batallas?
Ø  ¿Sabías que Manuel Belgrano participó de ellas?
Ø  ¿Qué sensaciones te despertaron estas pinturas?
Ø  Investigá y completá el siguiente cuadro.


BATALLA DE TUCUMÁN


BATALLA DE SALTA

Lugar:


Lugar:

Fecha:


Fecha:

Contrincantes:


Contrincantes:


Resultado:


Resultado:


Consecuencia:


Consecuencia:



Vilcapugio y Ayohuma
Luego del triunfo en Salta, Belgrano y su ejército emprendieron la marcha hacia el norte. Después de pasar por Jujuy, ingresaron en el Alto Perú, y prosiguieron hasta la ciudad de Potosí. En ella, Belgrano se dedicó a reorganizar el ejército. Aunque se trataba de una zona en la que la mayoría de sus pobladores no mostraban simpatía por la revolución, el general logró incrementar sus fuerzas. Al frente de ellas retomó el avance hacia el norte en busca de los españoles.
En septiembre, los patriotas llegaron a la pampa de Vilcapugio, donde el 1.º de octubre de 1813 fueron atacados por sorpresa y vencidos por las tropas realistas. Al anochecer, Belgrano y sus hombres emprendieron la retirada hasta el poblado de Macha, donde establecieron el cuartel general. Tiempo después, el 14 de noviembre, el ejército patriota sufrió una nueva derrota en Ayohuma. Belgrano decidió entonces retirarse nuevamente hasta Tucumán.

El encuentro con José de San Martín en Yatasto
Luego de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, la revolución se hallaba nuevamente en peligro: los realistas habían logrado establecer su dominio sobre el Alto Perú y amenazaban con una invasión del noroeste. Belgrano le solicitó al Triunvirato que lo relevara del mando del Ejército del Norte. En su reemplazo, fue designado el general José de San Martín. Aunque no se conocían personalmente, ambos próceres habían entablado amistad por correspondencia. Tras las batallas de Tucumán y Salta, San Martín le escribió a Belgrano desde Buenos Aires para felicitarlo por las victorias.
El encuentro entre ambos líderes se produjo el 29 de enero de 1814, muy cerca de Yatasto. Luego de pasarle el mando del ejército, Belgrano se puso a las órdenes de San Martín. Cuando fue llamado a Buenos Aires para rendir cuentas por las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, San Martín intentó convencer al Gobierno de que le permitiera permanecer a su lado. Entre otras razones, el nuevo jefe afirmaba que desconocía el territorio donde se hallaba y las costumbres de sus pobladores, algo absolutamente necesario para conducir la guerra con éxito, y que Belgrano podría brindarle esa información. A pesar de la insistencia de San Martín, Belgrano debió partir hacia Buenos Aires. Fue un viaje muy largo, que debió realizar en muy mal estado de salud. Mientras se hallaba en una quinta en las afueras de Buenos Aires tratando de recuperarse, el Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón, decidió que no había ninguna causa para juzgar a Belgrano por su actuación en el Norte y resolvió absolverlo.



En el Congreso de Tucumán
En 1816 Belgrano se dirigió a Tucumán, donde sesionaba el congreso que declararía la independencia de las Provincias Unidas. Su misión era informar a los congresales sobre diversas gestiones diplomáticas que había realizado en Europa. Allí, se manifestó en favor del establecimiento de una monarquía constitucional encabezada por un descendiente de los incas. Con el decidido apoyo de San Martín, volvió a ser designado jefe del Ejército del Norte. Además de apoyar las luchas que Güemes libraba contra los realistas en Salta, debió intervenir en algunos de los numerosos conflictos internos que por entonces azotaban a las Provincias Unidas.

Ø  Buscá información sobre los últimos días de Manuel Belgrano y escribí un breve texto (no te olvides de utilizar como mínimo, dos párrafos).

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